Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar…
Terminar una larga temporada de esquí, tras pesados viajes y duras jornadas de lunes, y desear volver a deslizar sobre la nieve lo más pronto posible, es una sensación que temporada tras temporada nos acompaña. Esta vez nos desplazamos al macizo de Néouvielle para gastar la última posibilidad de disfrutar de la montaña, la nieve y el esquí.
Sábado 7 de junio de 2014, amanece desapacible por fuerte viento de sur. Nosotros venimos decididos a recorrer la cuenca del gran lago de Cap de Long y, tras bordearlo, nos dirigimos al primer objetivo, el pic de Maubic (3.058). Conseguimos salir ilesos de las fuertes ráfagas de viento y alcanzamos el
objetivo principal de la jornada, el imponente pico Campbiel (3.173).
Desafiando la pendiente y las coladas de nieve pastosa ponemos rumbo al Estaragne
(3.006) y tras admirar las inusuales vistas del conjunto de Monte Perdido,
Vignemal, la Munia o Piau Engaly, disfrutamos de la penúltima bajada de la temporada.
Llegar al Maubic exige pasar una pequeña arista que le da un toque alpino a este fácil tresmil
Cuando el viento empieza a darnos un respiro llegamos a la cima del Campbiel para dirigirnos después al Estaragne
Domingo 8 de junio de 2014. Noche
tranquila y amanecer cálido. Subimos sin prisa pero sin pausa a la montaña que
da nombre al lugar, el pico de Néouvielle (3.091). Multitud en la cima donde
disfrutamos del sol, el almuerzo, las vistas y las bromas del día. Un lugar
fabuloso, sin duda, desde donde hacer proyectos para el próximo invierno: un
descenso del Midi de Bigorre, una travesía invernal por estos lagos, ese
glaciar del Vignemal… ¿quién se apunta?
Despedimos con morriña la
temporada y aunque cansados de tanto viajar, con ganas de comenzar una más…
cerramos un ciclo, un año más, pues todo pasa pero también todo queda… ¡hasta
pronto!
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